Estilos educativos (IV): el estilo equilibrado

Y por fin el último post de la serie. Comenzamos la misma con el estilo basado en la sobreprotección, que se centra, básicamente, en no dejar que el niño o niña corra ningún riesgo y, por tanto, estamos impidiendo con ello que desarrolle sus propias capacidades adaptativas y su motivación por el logro;  luego continuamos con el estilo negligente, en mi opinión el peor, pues la autoridad paterna y/o materna no actua con responsabilidad en todo lo que concierne a la educación, cuidado y protección de los pequeños, creando un desarraigo profundo y falta de congruencia en los comportamientos a seguir en las diferentes situaciones y contextos en los que el niño interacciona. Luego comentamos el estilo autoritario, que al contrario del negligente, aquí sí se hace un control exhaustivo (y excesivo) del cumplimiento de las normas. Tal como ya comentamos en su momento en el post correspondiente, este estilo da como resultado futuros jóvenes que no tienen desarrolladas adecuadamente sus habilidades de interacción social, es decir, les cuesta mucho establecer relaciones simétricas y tienden a hacer uso de la fuerza, el poder o incluso la violencia para imponer su criterio. En cualquier caso, para más detalles os recomiendo que le echéis un vistazo a los posts que tratan cada estilo por separado.

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Las tareas evolutivas básicas

Una de las cuestiones más importantes en el ámbito de la educación es cómo adecuar los diferentes factores que intervienen en la construcción de la personalidad del niño o niña para poder asegurar que éste se desarrolla dentro de las expectativas asumidas. Estos factores son, entre otros, las diferentes estrategias utilizadas por parte de los educadores, el ambiente familiar, la relación con los adultos y con otros niños, los referentes, y así un largo etcétera. Sin embargo, la catedrática en psicología de la educación, María José Díaz-Aguado, en su obra Educación intercultural y aprendizaje cooperativo, señala que el estudio de la personalidad del niño se debe realizar partiendo, preferentemente, de las tareas evolutivas básicas (de ahora en adelante TEB).

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